Hola a tod@s:
Son las dos de la mañana, encima de mi mesa tengo un buen capuccino al más puro estilo italiano, luz tenue para inspirarme mejor y el portátil conectado a la corriente para que no se apague solo. Con todo esto creo que tengo todo lo que necesito para empezar a escribir...
Esta entrada no saldrá publicada hasta mañana más tarde de las 9:00 de la mañana, y he querido que sea a esa hora no por otra razón si no porque fue exactamente el momento y el día en el que toda esta aventura, que hoy cumple un año, empezó.
Ayer, precisamente, recordaba con mi compañero de piso Paul, por todos conocido y que fue mi compañero de piso durante mi estancia en Alemania, el momento exacto en el que él y yo nos encontramos en el aeropuerto de Frankfurt Hahn, sin saber muy bien a donde veníamos. Recordamos ese momento en el que nos presentamos. - Oye, ¿tú vienes por lo de Ryanair? - Si, ¿y tú? – Yo también. - ¿Cómo te llamas?... Y bueno, así una estúpida y nerviosa conversación que se prolongó durante un rato hasta que finalmente, alguien de la organización se presentó y nos explicó cómo funcionaría todo. De todo eso, hace ya un año. También un año hace desde que fuimos por primera vez al centro donde realizaríamos el entrenamiento que duraría 6 semanas. El 24 de octubre de 2011 a las 9 de la mañana.
Y como digo, después de tanto tiempo creo que toca hacer reflexión y evaluación de lo sucedido.
Si me pongo a enumerar todas las cosas que me han sucedido, buenas y malas, a lo largo de todos estos meses, posiblemente llegaría el año que viene y aún seguiría aquí sentado escribiendo, con mi café frío en la mesa. Por tanto intentaré resumir lo máximo posible para no aburriros.
La verdad es que si me tocara poner una nota global, de 0 a 10, de este año, que básicamente se ha basado en volar, creo que andaría en un 9. Un 10 sería perfecto, y la perfección no existe.
He descubierto que la aviación es un mundo apasionante. Desde fuera también lo es, pero una vez que te adentras en este mundo ves todo lo seguro que puede llegar a ser, lo que se puede aprender cada día, lo cansado que es, lo sacrificado que es... Al mismo tiempo, ves que ese mundo que se dibuja en series como “Pan Am”, son solo mundos virtuales, que probablemente en su día existieron, ¿quién sabe?, pero que ahora desde luego esta muy muy lejos de la realidad. Aún así, con todo y con eso, me quedo con todos los puntos positivos que he puesto al principio.
Si algo he de destacar en esta aventura que cumple un año, es sin duda la gran oportunidad que me ha dado de conocer gente nueva, una gente maravillosa. Culturas y costumbres diferentes, maneras de ver el mundo diferente, aprender con consejos profesionales y personales, y todo gracias al haber emprendido esta aventura. Aquí es raro el día que no aprendes una cosa nueva. O bien a bordo, o bien fuera del avión. Raro es el día que no descubres algo nuevo en una ciudad tan bonita como Roma. Raro es el día que no te ríes con las diferentes anécdotas que nos suceden diariamente ahí arriba, y raro es el día que no terminas tu jornada con una buena cerveza comentando cómo ha sido tu día, y lo que te espera para el resto de la semana. Uf, ese momento con la cerveza fresquita en la mano, es impresionante…
Un año volando da para mucho, y como imaginaréis las anécdotas que os podría contar son miles. Buenas y malas, divertidas y tristes, pero sin duda alguna, una de las que más me marcó fue el día de mi cumpleaños, cubría la ruta Roma – Finlandia, una ruta muy larga, con bastante afluencia de pasajeros y que dura unas 3 horas cada trayecto.
El vuelo transcurría con normalidad, cuando en mitad del servicio, yo me dispongo a pasar por cabina, y de repente el sobrecargo hace un anuncio: “Señoras y señores pasajeros, hoy es un día muy especial para un miembro de nuestra tripulación. Sabemos que no es fácil pasar un día tan especial como un cumpleaños fuera de casa, y por tanto sería muy bonito que todos nuestros pasajeros en el día de hoy, felicitaran a Alvaro que hoy cumple 26 años”. En ese momento 178 pasajeros que teníamos a bordo, comenzaron a cantar el cumpleaños feliz y a aplaudir.
La verdad es que es bastante agradable que te feliciten a 37.000 pies de altura.
Por lo demás el trabajo me gusta. He de reconocer que cuando empecé todo esto, tenía cierto temor a que no me gustara de todo el trabajo, ya que nunca había hecho nada similar, pero después de un año en ello, he de decir que me gusta y bastante. El trato con los pasajeros a veces es muy complicado. Desafortunadamente, muchos de ellos no comprenden lo que es una aerolínea Low Cost, y siguen pensando que están volando con las compañías que cobran 10 veces más por hacer el mismo trayecto.
Hay días que tienes que aguantar malas caras por parte de los pasajeros, ya que por no haber leído las normas, les ha tocado pagar por la maleta, pagar por imprimir la tarjeta de embarque, o simplemente porque no entienden que una compañía que te cobra 30€ por ir de Roma a París y vuelta, no te de un café gratis.
Afortunadamente no siempre es así, y son también muchas las veces en las que los pasajeros se divierten contigo, les resuelves dudas que tienen, les tratas bien, y al final del vuelo te vienen, y dándote la mano te dicen algo como, “Ha sido el mejor vuelo de mi vida, jamás me había reído tanto ni me habían tratado tan bien. ¿Vas a estar tu a la vuelta?”. Esto sucede, y la verdad que es una satisfacción muy grande bajar del avión sintiendo que al menos un pasajero se ha sentido cómodo y contento con el trato recibido a bordo. Solo por eso, merece la pena seguir sonriendo cada día cuando el primer pasajero llega al avión.
Posiblemente, bueno no, seguramente, todo esto no sería posible si no estuvieras rodeado por buena gente, buenos compañeros, buena tripulación. La verdad es que si algo tengo que destacar de mi trabajo y de mi base, es la gente. Hay de todo, como en botica, pero desde luego la nota predominante es que aquí, la buena gente, abunda. Siempre dispuestos a ayudarte, siempre dispuestos a darte algún consejo cuando lo necesitas. En fin, ¿qué más se puede pedir?
También es importante la empresa para la que trabajas.
Había oído cientos de cosas sobre la compañía antes de entrar, y la verdad,
muchas de ellas eran desesperanzadoras, pero una vez que estás dentro, o yo me
conformo con poco, o la verdad, no se está tan mal. Obviamente, a todos nos
gustaría estar en una de esas compañías que cruzan el atlántico diariamente,
conociendo nuevas ciudades, estando allí por varios días, pero bueno, dentro de
lo que cabe, en esta, a pesar de ser Low Cost, no se vive tan mal. No tengo
queja alguna del salario, y el trabajo pues es bastante duro, pero eso supongo
que servirá para adquirir experiencia. Desde luego, yo estoy a gusto.
No quiero
escribir mucho aquí sobre la seguridad de la compañía. Primero porque ya lo han
hecho muchos otros antes que yo, y segundo porque yo no soy ningún experto en
seguridad aérea como para dar opiniones objetivas sobre el tema. Lo que sí
puedo decir es que yo vuelo con esta compañía una media de 4 vuelos al día, y
jamás, repito, jamás, he visto ninguna situación o actitud por parte de las
tripulaciones que pudiera poner en riesgo la operación de vuelo o los
pasajeros. Obviamente, si yo viera esto, sería el primero en coger las maletas
y bajarme del avión. Creo que los pasajeros esto lo ven, porque lo que está muy
claro es que si la compañía sigue saliendo con todos y cada uno de los vuelos
llenos, es por algo.
Sigo yendo a España cuando puedo, y lo que más me
sorprende es que las cosas parecen no cambiar cuando llego. Me encanta seguir
viendo las cosas tal y como las deje cuando me marche. Me encanta que la gente
siga estando ahí cuando voy allí.
Por lo demás todo va viento en popa. Tal vez lo que más
cueste es acostumbrarse al estilo de vida italiana. Este país es complicado de
vivir. Creo que no todo el mundo entiende que hay unas normas de convivencia,
unas normas de circulación, en fin, una manera de ser… Pero bueno, poco a poco
nos iremos acostumbrando, o ¿quién sabe?, igual cambiamos de base pronto y nos
vamos a otros lares…
Voy a ir terminando este inmenso artículo, porque empecé
a las dos de la mañana, en mi casa, con un café en la mesa, y ahora son las dos
de la tarde, estoy en casa de Jaro, un compañero de Eslovaquia, con Rachel y
Michel, más compañeros y amigos de la compañía y vamos a comer, así que
imaginaros…
No me queda nada más que, haciendo una evaluación
general, decir que posiblemente el haber tomado la decisión que tomé hace más
de un año, y empezar la aventura que empecé, hace hoy exactamente un año, haya
sido una de las mejores decisiones de mi vida. No me arrepiento en absoluto, y
aunque obviamente todo tiene sus puntos negativos, son muchos más los puntos
positivos que hay en todo esto, y los que realmente me hacen estar, en mis días
de descanso, deseando salir a volar de nuevo.
También, como no, dar las gracias a todo el mundo que
durante todo este año me ha estado apoyando, me ha estado dando ánimos y me ha
estado soportando, tanto en Italia como en España, en la distancia. Padres,
familiares, amigos, compañeros… En fin, un largo sin fin.
Nada más, me voy a ir despidiendo que la comida está
lista. Hoy toca típica comida eslovaca…mmmm…
Después a casa, a estudiar un
poquito, porque después de un año volando, toca volver a examinarse y hacer un
curso de refresco para ver si recordamos todos los procedimientos que
estudiamos en Alemania. Mi curso es en una semana y media.
Me despido esperando que esta sea de nuevo la entrada que
haga que vuelva a escribir más a menudo en el blog, pero creedme, el trabajo es
duro, y cuando llegas a casa después de haber estado volando cerca de 12 horas,
lo único que tienes ganas es de tomar una buena ducha y acostarte, esperando al
día siguiente para cruzar de nuevo media Europa.
Muchas gracias por leerme.
Un besazo para tod@s, y como siempre…
Gracias por volar con nosotros.